La Plaza Nueva es sin duda el punto de encuentro y el corazón de la vida mojaquera. Ambientada y dinámica es un lugar ideal para sentarse a contemplar su atardecer. Asomados a su Mirador del mismo nombre, la vista alcanza un gran Valle limitado por las Sierras de Cabrera, Bédar y Almagrera.
Sin desplazarnos podemos hacer un recorrido por buena parte de los pueblos del levante de la provincia de Almería; en concreto, Turre, Vera, Garrucha, Bédar, Los Gallardos y Antas. Justo enfrente se puede observar el lecho del río Aguas, que discurre a los pies de Mojácar la Vieja y que desemboca en La Laguna.
Se domina desde la Plaza el conocido como Valle de las Pirámides, mostrando montañas aisladas dentro de un valle, donde destaca Mojácar la Vieja (primer asentamiento eneolítico). Muchos autores coinciden en hablar de este sitio asentado en plena cuna de la cultura argárica (2.000 años AC), la primera en la Península Ibérica formada con carácter de sociedad organizada. Su forma cónica achatada se debe a un gran aljibe que recogía en su parte superior las aguas pluviales para toda su población y que se convierte en una de las joyas arquitectónicas de Al-Ándalus.
Se cree que a finales del s. XIII, es cuando el lugar empieza a ser abandonado y se conforma el lugar urbano de Mojácar actual. Es posible que fuera destruida por un terremoto o bien porque sus habitantes acosados por los cristianos buscaran un enclave más protegido.
Hoy, muchos siglos después, es el turismo quien ha conquistado la localidad y millones de fotografías desde el Mirador cuelgan en los recuerdos de las personas que buscan cada año su descanso en Mojácar.
