Se encontraron tres tipos de sepulturas: fosas sencillas excavada en el suelo; pequeños mausoleos; y los grandes panteones familiares que denotan la existencia de categorías sociales bien definidas.
Las sepulturas sencillas, de planta de tendencia oval o rectangular, varían desde los tipos de fosa excavada en el terreno a otros en que las paredes y suelo son revestidos o realzados con mortero de cal, ladrillos, tégulas o en casos de mayor calidad opus signinum. Algunos de los grandes ladrillos utilizados como cubiertas han aparecido decorados con motivos incisos: una de estas piezas se decora con un elefante, otra con un felino. El interior de algunas tumbas presenta pequeños rebancos para reposar la cabeza del difunto que en ocasiones se repiten también a los pies.
Un tipo característico de pequeño mausoleo de la fase antigua de la necrópolis lo encontramos en tumbas geminadas con dos fosas, de buena calidad constructiva y paredes y cubiertas revocadas de opus signinum, como la que se conserva en la Sala y hallada en un solar de la C/ Gallo.
De este momento más antiguo, lo más destacable en cuanto a las estructuras funerarias es la aparición de grandes panteones familiares, de planta rectangular y en torno a los cuales se define inicialmente la necrópolis, ocupándose posteriormente el espacio entre ellos y el entorno por el resto de las sepulturas. Su configuración inicial parece articularse con dos espacios diferenciados: una batería de cuatro tumbas rectangulares contiguas entre sí, y un pasillo a los pies, donde se sitúa un posible altarcillo.
La presencia de estos grandes panteones, junto al papel de las familias urbanas, acredita la existencia de categorías sociales bien establecidas.