Sepultura 16006 de la C/ Sta. Teresa

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Sepultura cristiana gnóstica de la primera fase de la necrópolis de la Molineta (principios del s. V).

Una sepultura que habla elocuentemente y a través de ciertos símbolos de complejas creencias de ultratumba: tres lucernas, una de ellas decorada con una puerta y una cruz griega, una moneda y dos astas de bóvido. Elementos que nos invitan a pensar en el paso de la vida a la muerte.

Desde el punto de vista de la religión, las creencias de ultratumba y el ritual, el hallazgo de mayor interés dentro de las inhumaciones adscribibles a la fase más antigua de la necrópolis de La Molineta lo encontramos en la sepultura 16006. Esta tumba presentaba un depósito de huesos muy revuelto, con siete cráneos de adultos, un niño y al menos tres recién nacidos. Directamente sobre el suelo de la sepultura y, por tanto, en origen, debajo de la que debió ser la primera inhumación, aparecieron dispuestas tres lucernas, colocadas junto a la cabecera y pies de la sepultura y la tercera, una producción africana barnizada, datable a partir de fines del s. IV, con una interesantísima decoración, se disponía en el centro de la fosa. En el disco se representan estampilladas en relieve una puerta formada por dos columnas con capitel y basa que soportan un arco de medio punto cuyo tímpano lo ocupa una cruz griega. A los pies de la sepultura, y junto a la lucerna, también depositadas sobre el suelo, se localizaba una pequeña moneda de bronce en muy mal estado de conservación. Así mismo, y entre el paquete de huesos inmediato al fondo se encontraban dos astas de bóvido pertenecientes a distintos animales dada su diferencia de tamaño.

Es claro que los elementos descritos nos sitúan ante una realidad iconográfica y ritual compleja. Una primera idea deriva de la propia naturaleza funcional de las lucernas como elementos de iluminación: aceite y fuego-luz sacros. Esta luz se liga a la iconografía del arco como puerta, como paso entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. En este caso, el paso entre la vida y la muerte a través de la luz, esta presidido por la cruz, por tanto por la figura de Jesús, que se convierte así en la luz que ilumina el paso al más allá. Nos encontramos ante la plasmación de un rito y de unas creencias de marcado carácter individual, alejadas de las ideas de la comunidad como intermediaria en la salvación y con fuerte carga de elementos mistéricos. En este sentido, la idea de la iluminación como vehículo de salvación de aquellos que conocen los secretos de un ritual guardado de forma celosa, nos acerca a la gnosis y al cristianismo gnóstico dentro de cuyo ámbito ideológico se ha situado el hallazgo de esta sepultura.