No hay duda de que estas tierras han dado cobijo a poblaciones desde hace más de seis mil años. Los primitivos modos de vida han pervivido a través de los restos de aquellos asentamientos, muchas veces a resguardo por las capas de tierra que ha ido dejando el paso de los siglos.

Es difícil imaginar una vida tan alejada de las comodidades de hoy día, una vida donde el principal tesoro era tener un techo con el que guarecerse y un poco de fuego con el que calentarse. Eso es lo que se pretende mostrar con esta réplica de una cabaña prehistórica que muestra la forma de vida entre el Neolítico y la Edad de Cobre.

En ella se recrean escenas cotidianas con reproducciones de ajuar doméstico en su interior. Vasijas y pequeñas herramientas junto al fuego comenzaron a ser útiles diarios cuando se asentaron las primeras poblaciones estables en Europa, en concreto, en el sureste español, con la cultura de Los Millares.

La reconstrucción se ha realizado en el mismo lugar de existencia de un poblado calcolítico, a partir de excavaciones arqueológicas, en las que aparecieron cimentaciones de cabañas circulares. En esta zona del levante almeriense, con este tipo de abrigo se dieron las primeras poblaciones que dejaron de ser nómadas de toda Europa.

Una vez que haya visitado la cabaña, no olvide dar un paseo por El Palmeral, actual Recinto Ferial y que fue antiguo oasis de palmeras a las afueras de la ciudad.