Fuente de los Cuatro Caños
Vera - Almería

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Con la colada al hombro se saludan una madre y una hija, la madre con los paños de la señora mientras que su hija se hacía cargo de las sábanas de la casa.

El paso de los siglos ha permitido que esta historia se repita desde que la herencia árabe nos dejara una cultura del agua adaptada a una tierra poco acostumbrada a la lluvia. Ejemplo es la Fuente de los Cuatro Caños. Conocida en la antigüedad como Fuente Chica, su origen es una galería o conducción de más de metro y medio de altura, una obra de ingeniería hidráulica construida por los primeros árabes que poblaron el cercano cerro del Espíritu Santo.

El pequeño caudal de agua se destinaba principalmente como abrevadero y para el abasto de la población. Sólo el poco excedente se recogía y se vendía para el riego. Imaginen las colas de personas con sus cántaros y los burros con arreos y las típicas aguaeras en las madrugadas más calurosas del verano del Levante almeriense.

No sería hasta 1873 cuando una nueva reforma dio las cuatro salidas de agua características de este monumento y, como consecuencia, su actual nombre, Fuente de los Cuatro Caños. Además, las 2.615 pesetas de este proyecto acercaron el agua potable de la red pública a la población, aunque sólo en uno de sus cuatro chorros.

Una de las reformas más importantes se realizó a comienzos del siglo XX, en 1902, momento en el que también se añadió el lavadero, un punto de encuentro y de trabajo, que ha vuelto a ser restaurado junto a la fuente, y se ha convertido en Centro de Interpretación de la Cultura del Agua; para recordar que pocos fueron los que no se acercaron a dar de beber a las bestias o a aclarar sus ropas.