La Loma del Alamillo posee los restos de un santuario del siglo II-I antes de C.: una edificación con cinco habitaciones en las que se ha podido apreciar la decoración con enlucido pintado (en azul, rojo, amarillo, negro, etc). Alrededor de la Loma del Alamillo existía un camino en el que posiblemente se realizaban procesiones vinculadas al establecimiento.
Un pequeño cabezo en la zona del Alamillo ha permitido documentar los restos de un santuario con paralelos en el mundo sud-itálico de época romano republicana, y en nuestro entorno, en las estructuras de monumentalización de estas mismas fechas del santuario ibérico de la Luz (Verdolay, Murcia).
La campaña de 1999 documentó la existencia de una vía de acceso al cerro, que sube por la ladera del mismo circunvalándolo, excavada más de 1 m de profundidad en la roca de base y con una anchura superior a 1,5 m. Posiblemente nos encontramos ante una vía sacra, donde se realizarían procesiones vinculadas con el establecimiento situado en la zona superior del cerro.
Las excavaciones de 1987 ya habían descubierto en la parte noroeste del cerro un conjunto de cinco habitaciones con sus paredes decoradas con enlucido pintado de azul celeste simulando placas rectangulares, separadas unas de otras por incisiones verticales pintadas de rojo. Esta decoración, que sería la del zócalo, se complementaría con una zona media con paneles de color ocre separados por líneas incisas horizontales y verticales en rojo, y un posible friso del que sólo se identificaron dos fragmentos de color blanco que recuerdan los ortostatos característicos del primer estilo pompeyano. Adosada al muro noroeste de la habitación principal se identificaron los restos de un ara con sus paredes decoradas posiblemente con enlucido pintado de amarillo. La unión del ara con el pavimento se realiza mediante dos molduras pintadas respectivamente de rojo y negro.