La primera referencia a la celebración de una corrida de toros en Vera se remonta a 1537, con motivo del regreso del emperador Carlos V a España en un paréntesis en sus guerras con el rey de Francia. Pocos son los que conocen que la localidad está vinculada a la Fiesta Nacional desde un tiempo tan lejano, y por ello nació la necesidad de abrir al público un museo vinculado al histórico edificio de la plaza de toros.

El 15 de junio de 2002 se inauguraba el Museo Taurino. La gran afición veratense al mundo de la lidia consiguió así agrupar en un solo espacio los testimonios de un rico pasado ligado al festejo.

Con el apoyo de un grupo de personas muy vinculadas a este mundo, el proyecto fue tomando forma, también para dar a conocer el importante patrimonio del que se dispone. Un recorrido cronológico permite pasar por paneles explicativos y vitrinas expositivas que hacen referencia a las primeras celebraciones, pero también los festejos a lo largo de los siglos XVI y XVII.

Un siglo después, al igual que en el resto de España, también Vera sufrió la decadencia de la fiesta con la llegada de una nueva dinastía, los Borbones, que incluso llegó a dictar distintas prohibiciones. Como recompensa, llegó el siglo XIX, cuando la creciente afición a los toros vino aparejada a la construcción de distintas plazas, entre ellas la de estilo neoárabe en la que nos encontramos en la actualidad.

La inauguración del coso se produjo en 1879, aunque fue tras unos años sin festejos cuando un grupo de vecinos formaron la Sociedad Civil Anónima Taurina Veratense en 1904 para fortalecer el festejo. Tras muchos avatares, fue en 1983 cuando se celebró la última corrida antes de la gran rehabilitación a finales del siglo XX. Como un siglo antes, también el gran impulso del clamor popular hizo posible devolver a la plaza su esplendor y así reavivar la afición siempre latente en la localidad y de la que puede disfrutarse de forma ininterrumpida desde la última restauración del año 1997.